Estás por empezar una reunión en la oficina y uno de tus compañeros de trabajo, comenta en tono misterioso: «¿saben lo que he escuchado de Fulanito…?». De inmediato, otro compañero menciona que ha escuchado algo parecido, pero trae a colación otra «novedad» sobre el ausente. Sientes que no está bien hablar a espaldas de alguien y sabes que las cosas que comentan nada tienen que ver con el objetivo de la reunión. Sin embargo, sientes a la vez gran curiosidad por conocer más. ¿Chismoso yo?
Cuando la lengua funciona más que la mente
En la oficina, los chismes suelen verse como una actividad «natural» al ser más ricos y elaborados que los chismes tradicionales, ya que quienes los cuentan son más cautos y usan más indirectas y evasivas, pues saben que no solo podrían perder una amistad, sino inclusive su puesto. Para muchos, los chismes no solo son una forma de entretenerse, sino de ganar la atención de otros, construyendo relaciones e inclusive generando alianzas y confrontaciones entre el personal.
En los chismes de oficina participan por igual hombres y mujeres, centrándose más los hombres en aspectos laborales —como ineptitud, irresponsabilidad o errores— y las mujeres en cuestiones personales —como fracaso conyugal o mala paternidad.
Deterioro del clima laboral
El chisme puede convertirse en un arma para socavar la imagen de las personas. En un estudio realizado en Estados Unidos por Harris Interactive con más de 1,500 empleados, el 60% de estos mencionó al chisme como el principal fastidio en relación al ambiente en la oficina. Otro estudio realizado en México por la consultora Crecimiento Sustentable, concluyó que el chisme suele ser el principal factor de desmotivación en los empleados, por encima de los sueldos bajos o la falta de reconocimiento.
Pérdida de productividad
Es evidente que un clima laboral contaminado baja la productividad en los empleados; pero además, cada vez que un empleando esté enfocado en generar chismes, desperdicia su tiempo. De acuerdo a un estudio del Bureau of Labor Statistics de Estados Unidos, los chismes pueden tomar entre 1.5 a 3.2 horas del día de un empleado, pudiendo reducir la productividad hasta en un 75%. Asimismo, en el estudio realizado en México se descubrió que el chisme contribuía a reducir la productividad en ocho de cada diez empleados. Otro efecto en la pérdida de tiempo, es que muchas veces los jefes pueden perder muchas horas tratando de descubrir quién dijo algo sobre tal persona.
Radio Pasillo
Cuando el chismoso quiere dar la sensación de tener más poder o de «estar en todas», genera también rumores sobre aspectos reservados de la empresa, generando gran incertidumbre.
En una encuesta conducida por la consultora ISR entre 16,000 empleados en 104 empresas en Estados Unidos, el 63% de los encuestados admitió haberse enterado de temas importantes de la empresa por chismes y no por sus respectivos jefes.
Sócrates y el chisme
En la Grecia antigua, un día el filósofo se encontró con un amigo. —Sócrates, ¿sabes lo que acabo de escuchar acerca de uno de tus alumnos? —le comentó emocionado.
—Un momento —le respondió Sócrates—. ¿Estás absolutamente seguro de que lo que me dirás es verdad? —No —dijo el hombre—, de hecho, solamente lo sé de oídas. —¿Lo que me vas a decir acerca de mi alumno es algo bueno? –preguntó Sócrates-. No es muy bueno, Sócrates.
—¿Lo que me vas a decir sobre mi alumno me servirá? —No creo— respondió el hombre, retirándose de inmediato, avergonzado. Si a usted no solo le preocupa ser productivo en su trabajo, sino más virtuoso, ¿a quién admira más, a Sócrates o a Magaly Medina?
¿Qué puede hacer la empresa para contrarrestar chismes?
–Claridad en mensajes: Cuando los empleados no tienen suficiente información sobre lo que sucede en la empresa, empiezan a especular y a generar rumores. La empresa debe ser clara y oportuna en sus comunicaciones.
–Ejemplaridad: Como directivo, evita involucrarte en chismes, por más inofensivos que parezcan.
–Puertas abiertas: Los jefes deben generar la confianza suficiente para que cuando alguien tenga una inquietud, hable con quien tenga la autoridad para cambiar las cosas, y no a sus espaldas.
–Tolerancia cero: Las empresas tienen que ser muy claras respecto a lo que se tolera o no en un lugar de trabajo, recalcando que los chismes van contra la transparencia, el trabajo en equipo y la confianza mutua.
–Uso del tiempo: Fomentemos el buen aprovechamiento del tiempo, porque quienes no mueven las manos, suelen mover más la lengua.
¿Qué puedes hacer como trabajador para mantenerte alejado de los chismes?
–Mantenerte ocupado: Los chismosos requieren atención y si estás preocupado por tu trabajo, no estarás disponible para escuchar «la última historia».
–Buenas vibras: Cuando te vengan con un chisme, busca cambiar el foco de la conversación diciendo algo positivo sobre quien es objeto del rumor. El chismoso se sentirá «sin piso» y se perderá el humor en la noticia.
–Buenas juntas: Es natural que se generen afinidades en el trabajo, pero escoge con cuidado a tus amigos. Además, el tener amistad cercana con chismosos, dará la impresión de que también lo eres. –Reserva: Trata de mantener tu vida personal apartada del trabajo. No confíes información personal a compañeros de trabajo que no conozcas mucho y cuida tu privacidad en redes sociales.
–Sé directo: Confronta al chismoso y dile abiertamente que dicho comportamiento te incomoda a ti y a otros.
–Pide apoyo: De ser necesario, no tengas reparos en acudir a un superior. Una empresa realmente interesada en un buen ambiente laboral no propiciará chismes.