No tienes mucho tiempo en la empresa y tu horario de trabajo es hasta las seis de la tarde. Te esfuerzas por ser un buen compañero de trabajo y, a diferencia de otros en la oficina, no pierdes tiempo en chismes ni otras cosas que consideras intrascendentes, ni tomas más tiempo del necesario para tu refrigerio. Salvo un par de veces al mes, sueles retirarte no más de veinte minutos pasada tu hora de salida, porque tratas de ser eficiente en tu labor diaria, sin dejar muchas cosas pendientes para el día siguiente.
En tu anterior trabajo, casi siempre todos se iban a su hora, pero te has ido percatando de que ahora gran parte del resto de colaboradores de esta empresa se queda siempre trabajando por lo menos hasta las ocho de la noche, lo que ha hecho que te sientas a veces como un «lunar». Algunos compañeros te dicen: «qué van a decir los jefes, aquí está mal visto irse temprano, van a creer que no tienes la camiseta puesta». Si bien tu jefe no te lo ha dicho, te has dado cuenta de que no le gusta que salgas temprano, y a veces cuando estás por irte, te encarga cosas «urgentes», que bien podría habértelas pedido con más anticipación o inclusive al día siguiente. ¿Por qué esa cultura de quedarse hasta tan tarde? ¿Acaso no es suficiente con ser eficiente? ¿Dependerá más de la cultura organizacional o del estilo de dirección del jefe? ¿Y el equilibrio entre trabajo y vida personal?
¿Nadie se puede ir antes que el jefe?
Por las propias responsabilidades que un cargo directivo implica, los jefes suelen tener más carga de trabajo y generalmente se retiran más tarde que el resto de colaboradores. Sin embargo, con frecuencia se da el caso de jefes a quienes les gusta que otros imiten su horario, o peor aún, algunos quieren imitarlos espontáneamente, por «solidaridad» o tan solo para «cuidar la imagen», dando la impresión de que trabajan duro o que su trabajo es más importante que el de otros.
En comparación con 1969, hoy un empleado en Estados Unidos trabaja en promedio ocho semanas más al año, por prácticamente el mismo sueldo.
Cultura organizacional
Así como en las empresas suelen definirse expresamente valores generales hacia el cliente y colaboradores, suelen también existir otro tipo de «valores tácitos», que están impregnados en la cultura empresarial, como es el caso de salir muy tarde de la oficina. En esas empresas, estar presente «a ciertas horas» es valorado como una señal de compromiso con el trabajo e inclusive algunos lo hacen con la esperanza de no ser descartados para un ascenso.
En Japón se reportan más de diez mil casos anuales de muerte por exceso de trabajo, o «karōshi».
Eficacia
El permanecer más horas en la oficina no necesariamente significa ser más productivo. Los países más productivos entre las economías desarrolladas son los que tienen menos horas laborables como jornada semanal: los empleados en Alemania y Francia trabajan menos horas que los de Reino Unido, pero son más productivos. Cuando la gente está cansada por muchas horas de trabajo, tiende a tomar decisiones menos racionales y más arriesgadas. Además, muchas veces es necesario quedarse más allá del horario de salida para cubrir pérdidas de tiempo durante el día.
Según el investigador sueco Roland Paulsen, de la Universidad de Uppsala, en promedio un empleado pierde entre una hora y media a dos horas diarias en actividades personales, que suelen catalogarse como «trabajo vacío». Muchos de esos trabajadores suelen estar inmersos en la cultura de trabajar muchas horas.
Balance trabajo–familia
Además de poner en riesgo la salud, las horas prolongadas de trabajo alejan a la gente de su familia y amigos, lo que ocasiona que dejen poco tiempo para construir y cultivar relaciones fuera del trabajo. Solo dependerá de nosotros buscar propiciar ese equilibrio.
Desde hace años, Sheryl Sandberg, vicepresidenta de operaciones de Facebook, sale de la oficina cada día a las 5:30 de la tarde para poder estar con sus hijos, lo que es imitado por sus reportes directos.
¿Qué puede hacer la empresa para que no se trabaje hasta tarde?
–Enfoque en resultados: Evitemos la burocracia y definamos medidas objetivas de productividad, facilitando un entorno en el cual los trabajadores puedan enfocarse más en resultados.
–Atacar causas raíces: Si tenemos el problema, conduzcamos una encuesta para averiguar cuál es la principal causa para trabajar hasta tarde, involucrando en la búsqueda de soluciones a quienes más incurren en esas prácticas.
–Organización: Busquemos herramientas de organización personal y manejo de pendientes de probada eficacia, para difundirlas entre el personal vía programas de entrenamiento.
–Tiempo en familia: Gestionemos beneficios corporativos buscando dar ventajas al personal que se puedan compartir en familia, como es el caso de descuentos o vales de consumo en restaurantes o cines.
¿Qué hacer como directivo para evitar que se trabaje hasta tarde?
–Reuniones: Salvo que se trate de asuntos de suma urgencia, evitemos citar a reuniones de trabajo que empiecen muy tarde. –¿24 x 7?: Evitemos enviar e–mails o realizar llamadas telefónicas fuera del horario normal de trabajo. En el extremo, hay directivos que tienen la mala práctica de enviar e–mails hasta de madrugada, esperando respuesta inmediata.
–Conociéndonos: Procuremos conocer un poco más de la vida personal de nuestros reportes directos e interesémonos sinceramente en ello.
–Feedback: Cuando detectes casos de reportes directos que salgan muy tarde de manera regular, hazles saber que no es lo mejor y que te interesa que descansen y cuiden su salud y vida personal.