Ya a nadie sorprende que los ciclos de vida de los productos y servicios sean cada vez más cortos, y el consumidor moderno sea menos fiel a las marcas, al encontrar propuestas de valor indiferenciadas. Todo ello nos fuerza más a innovar, ¿pero cómo lograrlo? Según una encuesta del 2009 de Bain & Company, si bien el 78% de los gerentes generales en Latinoamérica reconoce que la innovación es más importante que la reducción de costos para el éxito empresarial a largo plazo, solo la mitad admite que su empresa está enfocada activamente en innovación. El que una empresa cuente con productos o servicios más innovadores no depende ya del esfuerzo de algunos genios, sino más bien de poder generar una cultura que facilite la creatividad. Algunas empresas propician que sus trabajadores tengan tiempo para pensar en cosas nuevas. Por ejemplo, en Google, sus ingenieros dedican 20% de su tiempo en lo que más les guste, lo que implica tener más gente disponible, y mayores costos.
Pero la innovación no solo puede venir de nuestros propios empleados, sino también de nuestros clientes. Por ejemplo, en la cadena de hoteles Starwood, propietaria de la marca Sheraton, han logrado diseñar un nuevo concepto de hotel (“Aloft”), en base a sugerencias de clientes frecuentes. Lo mismo hizo Boeing para el diseño de su avión 7E7: no solo clientes potenciales, pasajeros y entusiastas de todo el mundo exploraron el prototipo del avión vía videos y otras prestaciones en la página web de la empresa, sino hasta le pusieron el nombre y “Dreamliner” ganó una votación entre más de 500,000 personas en 160 países.
Al innovar, hay que mirar también a otros sectores. Por ejemplo, un equipo de Boeing estuvo trabajando con Disney para estudiar maneras en las cuales sus técnicas de servicio al cliente podrán adaptarse que sus aviones estén preparados para brindar un mejor experiencia durante los vuelo.
Un primer paso es tener un fuerte énfasis en mejorar las competencias del personal, pero será también importante generar un buen clima laboral. Nuestro mejor ejemplo es el grupo Interbank, cuyas empresas tienen procesos que propician orgánicamente una cultura de innovación y entrenamiento permanente. No es casualidad que tres de las seis empresas con más de 1,000 trabajadores que encabezan el ranking Great Place to Work en nuestro país, sean del grupo Interbank, y que en la categoría entre 250 y 1,000 trabajadores, dos de las cinco empresas que encabezan el ránking, sean también de ese grupo empresarial.
La innovación no tiene porqué depender de la suerte, así que si no tenemos a un Galileo, Newton, Leibniz, Einstein o Jobbs en nuestra empresa, no nos preocupemos. Más bien preocupémonos en cultivar un ambiente propicio para mejorar las competencias de nuestro personal y un buen clima para la innovación.