Un compañero de trabajo y otra colega -ambos solteros- solían ser vistos juntos; primero, almorzando juntos cotidianamente, luego, alguien se los encontró de noche en un lugar público en alguna ocasión, y más adelante, un fin de semana. Al comienzo decían que solo eran muy amigos y negaban rotundamente estar viviendo un romance, pero cuando la relación se hizo más evidente, terminaron admitiendo que eran pareja. Al ser de distintos niveles jerárquicos y manejar uno de ellos información muy confidencial, ¿cuál es el riesgo? ¿Qué les dice la empresa? ¿Se les advierte algo? ¿Tendrá que haber políticas definidas al respecto?
¿Por qué se da «el flechazo»?
¿Por qué es tan frecuente que uno se enamore en la oficina? Como adultos asalariados, descartando las horas que empleamos en dormir y transportarnos, pasamos la mayor parte de nuestra vida consciente en el trabajo. Por lo tanto, es muy común que si a un hombre y a una mujer les toca coordinar en la oficina una serie de aspectos y empiezan a atraerse mutuamente, buscarán la oportunidad de pasar más tiempo juntos: trabajando hasta más tarde, saliendo a almorzar juntos o quizá compartiendo un medio de transporte. Ante tanta exposición de horas, es muy probable que terminen enamorándose.
Según la encuesta Office Romance de CareerBuilder (2014), tomada entre más de tres mil empleados en Estados Unidos, el 38% de los entrevistados admitió haber salido con un compañero de trabajo por lo menos una vez a lo largo de su carrera y 17% haberlo hecho al menos dos veces. De ese grupo, uno de cada tres terminó casándose con el compañero y, en uno de cada cuatro casos, se trató de relaciones con alguien de mayor nivel jerárquico, siendo esta persona, en muchos casos, el propio jefe.
De acuerdo a Career Builder (2014), ¿cómo suelen empezar los romances en la oficina?
A. 12% saliendo juntos una vez terminada la jornada laboral
B. 11% en reuniones informales de trabajo, fuera de la oficina
C. 10% por quedarse trabajando juntos hasta muy tarde
D. 10% por ir juntos a almorzar
Ojo con la eficacia
El que una pareja interactúe mucho en la oficina puede tener efectos perjudiciales para la empresa no solo en pérdidas de tiempo, sino también en faltas de equidad y en la posibilidad de que se divulgue información confidencial.
Mezclar el amor con el trabajo ha generado inclusive desastres: el 22 de marzo de 2006, el buque canadiense Queen of North encalló y se hundió mientras navegaba por un estrecho y peligroso pasaje al sur de Prince Rupert, en British Columbia. La oficial del barco y el oficial de cuarta mantenían una relación amorosa y ese día se encontraban solos en el puente de mando. Por estar distraídos, no hicieron correcciones en la trayectoria ni en la velocidad del barco por un lapso de 30 minutos, lo que ocasionó que el barco se estrelle con el lado noreste de la Isla Gil y que fallecieran dos personas.
La jerarquía
Las relaciones de jefe–secretaria son casi un lugar común en las bromas de oficina, pero cuando se dan casos así, lo grave está en la naturaleza asimétrica de la relación, al tener el jefe poder y discrecionalidad sobre su pareja. ¿Podrá existir una relación totalmente libre si es que uno tiene mucho más poder que otro? En la encuesta de Career Builder, en el 29% de quienes admitieron haber salido con alguien en la oficina, la relación se dio entre distintos niveles jerárquicos, y el 16% admitió haber salido con su jefe. Las mujeres eran más propensas a salir con alguien de más nivel jerárquico (38% a comparación de 21% en los hombres).
Reglas claras
Empresas como IBM, Staples, AT&T y Xerox han tenido prohibiciones expresas sobre romances en la oficina, y todavía hay empresas que las prohíben, pero para no inmiscuirse en el ámbito privado y hasta por un tema legal, cada vez son menos. Lo que ahora prefieren es reglamentar las relaciones amorosas en el trabajo, por ejemplo, prohibirlas para casos de empleados de distintos niveles jerárquicos dentro de una misma línea de mando o pedir a los trabajadores que, si inician una relación de pareja en la oficina, la comuniquen a la empresa, lo que suele estar previamente firmado en lo que se conoce como «contratos de amor». Algunas empresas tienen también reglamentaciones y restricciones para romances con proveedores o clientes clave.
¿En qué tipo de empresas suelen darse más parejas?
Como la cultura de una empresa se va forjando en base a experiencias, hábitos, costumbres y valores compartidos por un mismo grupo humano, los trabajadores de una misma empresa, conforme va pasando el tiempo, tendrán en común muchas cosas entre sí. Es por ello que en aquellas empresas con una cultura organizacional fuerte será más probable que aparezcan espontáneamente parejas. Tal es el caso de Southwest Airlines, empresa conocida por tener una cultura empresarial muy marcada de buen servicio al cliente, con un alto enfoque en el colaborador, que reporta tener 2,328 de sus empleados casados con alguien de la misma empresa, lo que representa 6% del total de la masa laboral.
Las parejas que se conocen en la oficina tienen más probabilidad de terminar casándose, pues dos personas que trabajan juntas tendrán más oportunidad de conocer cómo es que la otra persona piensa, observar como maneja el estrés y como trata a otros, siendo testigos de sus logros y frustraciones.
Parejas célebres
Hay muchas empresas que prohíben que dos esposos trabajen dentro de la misma organización y otras solo lo restringen dentro de una misma área. En 1882, el científico Pierre Curie era jefe de laboratorio de la Escuela Municipal de Física y Química de París. Ahí conoció a Marie, quien como muchos conocen, se convertiría más tarde en su esposa. Siguieron investigando juntos y por sus descubrimientos en el campo de la radioactividad, Pierre y Marie ganaron dos premios Nobel. ¿Qué hubiera pasado si se les prohibía trabajar juntos?
Asimismo, Bill Gates conoció a su esposa Melinda en 1987 cuando él fue su jefe directo en Microsoft y terminaron casándose en 1994. En contraste, Barack Obama conoció a su esposa Michelle en 1989 cuando ella era su jefe en un estudio de abogados y se casaron en 1992.
Cuando ya no hay «clic»
Cuando el amor termina, puede ser reemplazado por rencor o hasta odio, lo que en la oficina puede significar hasta demandas por acoso sexual y hostigamiento, en las cuales la empresa podría también verse involucrada. En esos casos, también habrá un efecto en la productividad de los involucrados y terceros, ya que, por solidaridad, los compañeros de trabajo podrán perder productividad a causa del resentimiento hacia alguno de los ex consortes.
¿Qué puede hacer la empresa en relación a las parejas?
–Políticas: Definir, primero, si se tolerarán parejas en la oficina y, luego, regulaciones según niveles jerárquicos, uso del tiempo y otros aspectos colaterales.
–Prudencia: Respetar su privacidad y no dejarse llevar por chismes.
–Marco legal: Tenerlo definido en relación a la vida privada de las personas.
–Confidencialidad: Formalizar la responsabilidad para aquellos casos de funcionarios con acceso a información confidencial.
¿Qué puede hacer uno si se enamora en la oficina?
–No affairs: Nunca te involucres con personas casadas y, si tú estás casado y se te ocurre iniciar una relación en la oficina, será doblemente incorrecto y estarás jugando con fuego.
–Políticas: Estate al tanto. Revisa tu contrato. Informa a tus superiores cuando la relación se formalice.
–Ducha fría: No te conviertas en un «tortolito» y evita muestras públicas de afecto.
–Uso del tiempo: No pierdas tiempo de trabajo en tu romance.
–Canales: No uses canales formales de la empresa (e–mail o chat) para comunicaciones personales con tu pareja.
–Prudencia: No comentes temas confidenciales de la empresa.